martes, 28 de diciembre de 2010

Pagar por trabajar!

Las épocas de crisis como ésta son muy dadas a la picaresca: como la situación es muy delicada, todos debemos poner algo de nuestra parte para salir adelante y seguir siendo competitivos, lo cual se traduce en una rebaja de las tarifas.

El otro día leí en un foro de traducción que una importante multinacional de la traducción se había dirigido a sus traductores habituales para solicitarles un descuento del x por ciento a cambio de seguir colaborando con ellos. La solicitud, aunque no lo diga, es innegociable, lo cual la convierte en una imposición. Si el traductor no accede, se busca otro hasta encontrar uno que sí lo haga. Bien pensado, el mundo no sólo está lleno de traductores, sino también de traductores con ganas de trabajar sea como sea.

Estas grandes empresas, conviene no olvidarlo, suelen cobrar (por lo menos) el doble de lo que pagan, y sus plantillas están formadas en su mayoría por administrativos que hacen las veces de Project Manager y por comerciales dedicados a la busca y captura de clientes y fórmulas para abaratar costes. Ni rastro de traductores, revisores, lingüistas o demás.

Pues bien, ésta es otra de las grandes ideas de estas multinacionales: pagar por trabajar. Si tú nos das tanto, nosotros te surtimos de trabajo. Y, si no te gusta, ¡aire! Tengo una base de datos repleta de gente con ganas de hacer lo que podrías estar haciendo tú.

Y muchos traductores ceden porque no pueden permitirse perder un cliente, por lo menos hasta no haber encontrado otro que le ofrezca el mismo volumen de trabajo, cosa muy complicada. Por ello, conviene no poner todos los huevos en la misma cesta y diversificar la cartera de clientes, para llegados a este punto poder decir: “Búsquese a otro”.